Mi aventura en Marruecos tuvo lugar por casualidad, no había nada planeado e incluso no tenía hotel para alojarme. Todo era incierto, e incluso el día que volvería a España.
Una mañana cogí el coche, me desplacé a Tarifa y aparqué cerca del puerto, más tarde cogería un ferry que me llevaría hasta Tánger.
No había reservado billete y cuando llegue no había barco para cruzar, estaba lleno, la chica de la ventanilla me indicó que podía esperar por si se caía alguna reserva y poder tomar esos billetes, al final tuve suerte, hubo billete para mí. El coste es de 42€/adulto y necesitas el pasaporte, también te dan un papel de inmigración para que lo rellenes y lo entregues dentro del ferry.
El ferry está provisto de cafetería, te acomodas en el asiento que más te guste y te entretienes con algún pasatiempo hasta llegar a Tánger, normalmente la duración es de 40 min. a 1 hora.
Cuando llegué a Tánger me recogieron en coche y nos desplazamos a una zona de costa donde me alojaría en casa de una familia marroquí, aquí comenzaría mi aventura en Marruecos, esta experiencia no pudo gustarme más. La familia era encantadora, el padre ya jubilado, se encargaba de ciertos quehaceres de la casa y pasaba algunas horas enfrente del ordenador. La madre, una guapa señora bien arreglada, vestida como una occidental, organizaba la casa indicando qué hacer a la chica que se encargaba de las tareas de la cocina.
COMIENZA MI AVENTURA EN MARRUECOS. PRIMERAS HORAS
Llegué por la tarde, tras conocer al resto de la familia, me ofrecieron un delicioso té marroquí elaborado con te verde, hierbabuena y azúcar y unos auténticos dulces típicos de la zona. La sensación era muy agradable, su hijo hablaba perfectamente el castellano y la madre solo francés y marroquí, pero te mostraba tanta atención y tenía tanto interés en comunicarse, que lo conseguía. El padre era más introvertido y tímido, tampoco hablaba el castellano. En diferentes momentos, les comenté que me alojaría en algún hotel, pero no lo consintieron, pasaría unos días en su casa con ellos y empaparme así de su cultura.
Tras disfrutar de un agradable tarde compartiendo momentos con ellos y disfrutando del té, procedí a darme una ducha e instalarme en la que sería mi habitación esos días.
Llegó la hora de la cena, de nuevo, el recibimiento fue extraordinario. Me encontré con una mesa muy bien presentada donde no faltaba ni un sólo detalle, disfruté de un menú exquisito, fue éste.
MENÚ PARA LA CENA:
- Sopa harira
- Cuencos de ensalada de lechuga con maíz, trocitos de queso, pimienta y vinagreta
- Mantequilla fresca hecha en casa para acompañar con un pan riquísimo. Ya os lo contaba en este post: pincha aquí.
- Pinchos de carne de ternera muy tierna cortada en trocitos muy pequeños y otro tipo de carne a la plancha, de guarnición, unos espirales de pasta elaboradas con ajo, mantequilla fresca, un poco de aceite, sal, laurel, con un poco de queso espolvoreado
- De postre: un apetitoso y gran frutero con fruta fresca colocaron en el centro de la mesa
La familia y yo nos disponíamos alrededor de la mesa para comer, la televisión estaba encendida pero ocupaba un segundo plano. La madre se encargaba de que comiera, que estuvieran todos los comensales bien atendidos y de que no faltara la bebida. Era importante para ellos que la invitada fuera la primera en ser servida.
A pesar del hándicap del idioma, la madre era super comunicativa y podíamos mantener entre todos una conversación y hacer de cada una de las comidas una velada agradable.
Disfruté mucho de la cena, la comida en sí, el ambiente, el entorno, la compañía… la sobremesa fue muy agradable, aunque no nos acostamos demasiado tarde, el día siguiente, era un día laborable.
Cuando desperté, ya estaban todos levantados en la casa. La madre me pregunto si quería té o café para desayunar, mientras, terminé de recoger la habitación. Mi sorpresa fue tal que, cuando me avisa para desayunar, ella se sienta conmigo para disfrutar de un contundente desayuno, me estaba esperando, ¡iba a desayunar conmigo!, cuanta atención y cordialidad.
EL DESAYUNO…:
- Té verde con hierbabuena, café con leche y zumo de naranja
- Pan de 2 tipos, riquísimo
- Galletas caseras para rellenar
- Mantequilla fresca
- Mermelada de ciruela hecha en casa
- Aceite
- Yogures
A pesar de todo lo que había en la mesa me preguntó si me apetecían unos huevos.
Madre mía, voy a llegar a España con varios kilos de más, pensé, tanta comida rica que te ponen por delante… le di las gracias pero no comí ni un solo huevo, era más que suficiente lo que en la mesa había.
Tras el desayuno, aproveché para trabajar un rato con el portátil aprovechando el wifi de la casa y por la tarde bajé a la playa. El 80% de las personas que allí había eran chicos. De vez en cuando, pasaban vendiendo frutos secos que estaban deliciosos, té y donuts.
El momento de la despedida llegó con el último almuerzo, mi aventura en Marruecos llegaba a su fin. Tenía que coger un tren que me llevaría hasta Tánger tras 4 horas de trayecto, así que almorzamos temprano, sobre la 13.00h. Esta familia es tan sumamente encantadora, que se organizaron para comer conmigo.
MENÚ DE LA COMIDA:
- Ensalada mediterránea con aceitunas negras y manzana
- Pimientos verdes asados picantes
- Tomate con pimiento machacado templado
- Alubias blancas guisadas
- Asado de cordero con verduras
- Postre: fruta variada, entre ellas, melón, lo sirvieron cortado en trocitos
Al despedirme de todos, la madre no hacía más que repetirme que la visita había sido muy corta y que tenía que volver pero por más tiempo e ir a conocer Fez, donde viven en invierno. Nos dimos un cariñoso abrazo y me fui a coger el tren.
Sin lugar a dudas, fue una satisfacción vivir esta aventura en Marruecos. Cada instante fue un regalo, sinceramente, me aportan muchísimo estas experiencias y las valoro enormemente.
El tren llegó con más de 1 hora de retraso, era un tren de compartimentos e iba muy lleno. Tuve la suerte de encontrar un asiento libre para poder sentarme y disfrutar de un libro durante el trayecto. Había bastante gente sentada en el pasillo.
Si quieres conocer como acabó mi aventura en este país no te pierdas: Escapada a Tánger. Curiosidades, recomendaciones e ideas. Parte II
Eso si es una aventura, ¿como te dio por ahí?, si tratan así de bien van a tener mucho pedido 🙂
Si yo te contara María…fue algo inesperado en realidad. Cuánto me gusta lo auténtico y poder adentrarme en nuevas culturas!
Maria estoy deseando hacerte unas judias estilo moruno de marruecos a ver si me sale tan buenas como las de esta señora. Me alegro mucho por el recibimiento y la hospitalidad que te dieron para que disfrutara de su tierra, yo tambien lo pase muy bien. Con tu experencia narrada lo lean muchas personas y vayan a conocerla. Un abrazo.
Sin lugar a dudas, platos preparados al estilo tradicional y casero saben a gloria. Me apunto a probar esas judías morunas. Un abrazo!